
Actualidad, Crecimiento personal, Psicología
Comunicación empática para tiempos desafiantes
27 julio 2021. 12:01 am
La mejor forma de comunicarnos de forma constructiva con los demás es establecer un vínculo de empatía con ellos
Nos encontramos ante una sociedad muy polarizada, ahora más que nunca, y con una gran parte de la población tratando de convencer a la otra sobre lo que verdaderamente está sucediendo en el mundo.
En esta tesitura, son mayoría los que viven aterrorizados por una amenaza invisible pero que sienten como agresiva, peligrosa y potencialmente letal. Y en un estado de terror o pánico no se le puede pedir a la gente que piense demasiado. Con esas emociones a flor de piel, los argumentos sólidos y coherentes (en el mejor de los casos) de un interlocutor bienintencionado (suponiendo que verdaderamente lo sea, y que no le mueva el ego o un interés personal), lejos de calar en el otro, pueden producir hasta rechazo, incluso repulsa o hastío.
Es mucho más fácil convencer a la gente a través de emociones que a través de argumentos

Por de pronto, es mucho más fácil convencer a la gente a través de emociones que a través de argumentos. De hecho, tanto los publicistas como los servicios de propaganda de los gobiernos recurren habitualmente a las emociones intensas para manipular a las masas, y que compren u obedezcan, según corresponda en cada caso.
Lo primero, para comunicarte constructivamente con tu interlocutor, es establecer un vínculo de empatía con él, siendo ésta la participación objetiva y profunda de un individuo en los sentimientos, conductas, ideas y posturas de otro, así como la comprensión íntima de su situación vital e intelectual. O dicho de otro modo: tu interlocutor ha de sentirte como alguien cercano y cálido para abrirse a ti y a lo que tú desees comunicarle.
Porque, si te percibe como que estás en una onda muy distinta a la de él, si te percibe distante y frío (cuando no, arrogante, prepotente o resabido), ten por seguro que no solamente no será permeable a tus palabras sino que fácilmente se sentirá incómodo ante ellas. Y esa incomodidad le generará rechazo. Por consiguiente, no tendrá en consideración lo que le digas.
Tu interlocutor ha de sentirte como alguien cercano y cálido para abrirse a ti y a lo que tú desees comunicarle
Para establecer un canal de comunicación fructífero con tu interlocutor lo primero es romper el hielo con un tema ligero, o bien con algún comentario amable donde expreses emociones sinceras, aprecio e interés por el otro. Por ejemplo: “¿Cómo estás, Paco? ¿Cómo te va la vida? Me alegra mucho verte”. Luego, lo suyo sería escuchar. Pero escuchar, y que, además, el otro sienta que le escuchas, sin interrumpirlo, y sin estar pensando en lo que tú le quieres decir.
A partir de ahí, no es lo mismo decirle algo del tipo “¿No te das cuenta de que te están engañando?” como “¿Ha habido algo en todo esto que está pasando que no te cuadre, o que te chirríe?”.
Entonces, si tu interlocutor te contesta algo como “No, no ha habido nada que me llame la atención”, lo mejor es dejar el tema y cambiar a otro en el cual estéis en perfecta sintonía. Y si te contesta algo como “Pues ahora que lo dices, sí que ha habido algunos hechos que me han llamado la atención”, entonces tú le puedes decir “Pues yo me he enterado de algunas cosas que quizá te sorprenderían”.
En ese punto, si tu interlocutor no te dice nada es porque no le interesa el tema, con lo cual, lo mejor es actuar en consecuencia y no seguir por esos derroteros. Pero si te pregunta “¿De qué cosas te has enterado?”, esa es la señal de que está interesado en lo que le dices, y entonces podéis avanzar en el diálogo. Repito: diálogo. No un monólogo percutor.
Diálogo es intercambio, no imposición.