
Estamos encerrados y, sin embargo, tenemos más tareas y actividades que si no lo estuviéramos
EL DIARIO DE MARÍA TOMÉ
Y es que este confinamiento, en lugar de trazaremos calma, reflexión y tiempo, lo que nos ha traído es mucho ajetreo. Las redes están saturadas de actividades, propuestas, directos, aplicaciones… todo dedicado a l@s peques, a l@s adult@s y a la familia. Pero no nos dejan parar.
No nos permiten estar sol@s. Estamos tan acostumbrados al ruido, las prisas, el estrés y el bullicio de la gente, que cuando tenemos tiempo de parar, estar en familia, conocernos, respirarnos… lo dejamos para luego porque están todas las actividades para no aburrirnos.

¿Y qué pasa si nos aburrimos? A los hij@s siempre les digo que aburrirse es bueno. Siempre se pueden sacar cosas de él. Nuevos juegos, reflexiones, imaginación de crear alguna manualidad… miles de cosas.
A l@s mayores nos pasa igual. Aunque tenemos un miedo enorme al aburrimiento (creo que en nuestra generación pocas veces nos dejaron aburrirnos), lo único que podemos sacar algo bueno. Que sólo sea por conocernos un poco mejor a nosotr@s mism@s, mirar hacia adentro y descubrirnos.
A los hij@s siempre les digo que aburrirse es bueno
Pero no tenemos tiempo. Ahora tampoco. Y creo que es momento de parar, escuchar el silencio y abandonar la tecnología aunque sea por unas horas y disfrutar.

Disfrutar de nuestr@s hij@s, de sus risas, sus peleas, sus charlas…
Si algo me gusta de estos días es escucharles hablar y relacionarse entre l@s tres. Cómo se cuentan cosas, de hacen cómplices, de regañan en caso necesario, se cuidan…
Muchas veces no estoy pegada a ell@s, desde la cocina o en los vaivenes de trajinar por casa. Para mí son días de disfrute. También de desesperarme y cansarme, todo no es bonito, es la vida.
Lo que me pasa factura es la certeza de no poder salir. Psicológicamente eso sí me está haciendo pupa… pero esto también pasará, como todo, como siempre. Y ahora más que nunca.
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