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Los hombres viven, las mujeres sobreviven

6 marzo 2020. 9:00 am

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… a propósito de ‘El día de la mujer’… ¿qué os parece hacer un Flippity Flop y celebrar el día de la mujer todos los días? ¿Te apuntas? 

Dentro de un par de días es nuestro día y la verdad es que me hace mucha gracia que nos hayan dedicado un día, ohhh, ¡gracias! ¿Y el día del hombre? Ese lo celebramos todos los días, ¿no? Pues como en Flippity Flop nos gusta dar la vuelta a las cosas, vamos a hacer eso. ¡Celebremos el día de la mujer todos los días! (Y podemos elegir otro día para celebrar “El día del hombre”, si se ponen pesados.)

Pensando en el día de la mujer me acordaba el otro día de esa escena en Love Actually en la que la maravillosa Emma Thomson, como hermana del primer ministro británico – un divertido Hugh Grant – hace la siguiente reflexión sobre su día ‘¿Qué ha hecho hoy mi hermano? Dar la cara y luchar por su país, ¿y qué he he hecho yo? Una cabeza de langosta de cartón piedra.’

Y, aunque nuestro hermano no sea el primer ministro, yo creo que podemos extrapolar esta reflexión a nuestro día a día y admitir que ha habido muchos días en los que podríamos decir algo similar, ¿verdad? 

Los hombre viven, las mujeres sobreviven
Foto: Ae11615

En la web de las Naciones Unidas describen ‘nuestro día’ como ‘un buen momento para reflexionar acerca de los avances logrados, pedir más cambios y celebrar la valentía y la determinación de las mujeres de a pie que han jugado un papel clave en las historia de sus países y comunidades’. Soy consciente de estar hablando de uno de esos problemas del primer mundo en el occidente desarrollado en el que vivo. Olvidamos que podía ser – y es – mucho peor. Pero desde donde me encuentro y con mi realidad yo cuento mi historia.  Y mi historia es la de muchas mujeres. Pues eso, que yo voy a hablar de mi libro.

Los hombre viven, las mujeres sobreviven
Foto: Ae11615

Cuando pienso en mi infancia no recuerdo sentir machismo en casa. Me parecía todo bastante equitativo entre mis padres – habría que preguntar a mi madre si percibía lo mismo ella – y al tener una hermana tampoco sentí ninguna diferencia de trato al ser las dos chicas. Pero sí empecé a sentir sexismo desde pequeña en el cole. Como era bastante espabilada me las sabía todas y levantaba la mano enseguida cuando preguntaban algo en clase o para contribuir con algo que yo pensaba (¡y pensaba mucho!). Pero si hacía eso me reprimían por dicharachera, mientras que a los niños se les invitaba siempre a hablar. Luego en el patio, en juegos de grupo, si un chico organizaba el juego decidiendo quién hacía qué, se le alababa diciendo que tenía madera de líder – ¡llegará lejos! – pero si lo hacía una niña como yo, lo primero que te decían era ‘¡qué marimandona!’. ¿A alguien le suena? 

Parece que no me ha pasado sólo a mí, porque Sheryl Sandberg, jefa de operaciones de Facebook, fundó hace varios años  ‘Ban Bossy’ (Prohíbe Mandona) para concienciar sobre el peligro de reprimir a las niñas y para estimular el liderazgo.  Y para empezar desde que son pequeñas, en esta página se ofrecen consejos para las niñas directamente, pero también para padres, profesores y educadores en general. Muy recomendable.

Y, como tengo dos hijas, me pongo muy pesada y voy dejando libros por ahí sobre este tema, para que se vayan concienciando de la falta de igualdad en su día a día. Algunos los selecciono en esta página, ‘A Mighty Girl’ ( algo así como chica poderosa) con buenas recomendaciones de juguetes,  películas y libros para ayudar a educar en la igualdad desde pequeñas. 

Los hombre viven, las mujeres sobreviven
Foto: Ae11615
Cómo identificar los micromachismos

Bueno, que me lío; sigo con mi historia. Decía que pensaba mucho y me las sabía todas, pues así era. Y ahora me doy cuenta de la cantidad de ‘micromachismos’ que viví sin darme cuenta. Escuchando cosas como ‘Una mujer tiene que ser más discreta’ o en el área personal, ‘Tienes que esperar a que él te pida salir, ¿qué van a pensar si no?. (Si no te acuerdas, en el manual ‘Como identificar los micromachismos, de Continta me tienes, ¡encontrarás muchos más! Y estrategias para enseñar a tus hijas (e hijos) adolescentes a identificarlos y combatirlos.

Pues eso, que siempre iba con prisa para llegar más lejos y quería estudiarlo todo y cuanto antes mejor. Así que acabé muy pronto la carrera – en la que también me llamaron listilla muchas veces, pero aprendí a ignorarlo – y enseguida me puse a trabajar. Para empezar, como secretaria de marketing en una editorial. Y mi simpática hermana me cantaba al volver a casa – “secretaria, secretaria, la que escucha, escribe y calla, tralará…” ¡Y qué razón tenía!

Porque con muchas ganas y energía empecé ese primer trabajo, pero ya recibí varias bofetadas de machismo – ¡y eso que trabajaba en una editorial en la que las mujeres éramos mayoría! –  desde llamarme silbando (aunque esto era mala educación del susodicho y punto), darme un toque por no regar las plantas del despacho (¡tarea claramente femenina!) hasta presentarme como ‘secretaria multifunción’. Y esa multitarea me hizo gracia en el momento, pero no imaginaba yo por aquel entonces que lo de ‘multi’ estaba para quedarse. 

Los hombre viven, las mujeres sobreviven
Foto: Ae11615

La multi tarea estaba para quedarse en el ámbito profesional, pero sobre todo en el personal, más adelante ya casada y con hijas – y ahora ya divorciada y recasada. 

En el profesional puedo decir que al haber trabajado en el mundo editorial, con mayoría de mujeres lo he notado probablemente menos que en otros ámbitos, así que han sido micromachismos lo  que yo he sufrido. Cosas como presenciar a-n-o-n-a-d-a-d-a cómo un hombre se lleva los créditos de una iniciativa mía (bropiating) o esa constante interrupción masculina cuando estaba hablando en una reunión para añadir ¡nada! Sólo para parafrasear algo que he dicho yo ya, pero para decirlo peor sin que le corresponda en absoluto (manterruping). 

Vayamos adelante (Lean in)

Si quieres combatir este tipo de cosas, y siguiendo con Sheryl Sandberg, puedes leer o visitar ‘Lean in’ (Vayamos adelante) donde encontrarás consejos prácticos para gestionar y superar los desafíos que afrontamos las mujeres en nuestras carreras profesionales.

Continuando con mi historia, ya en lo personal, tuve ‘mucha suerte con el marido’ y escuchaba cosas como ‘qué afortunada, tu marido te ayuda en casa’ y ‘pero sí es un padrazo! Nunca he entendido porque a mí nunca me han llamado ‘madraza’ ni me han dicho que cuánto ‘ayudo’ en casa. He sido mujer invisible en el taller cuando le han contado todo lo relacionado con MI vehículo a EL porque ‘son cosas de hombres y él lo va a entender mejor, y además le gusta hablar de coches’, sin preguntarme si los coches son mi pasión, ¡que podrían serlo!

Y poco a poco entendí y asumí que la responsabilidad del día a día es femenina y la carga mental todavía más.

Los hombre viven, las mujeres sobreviven
Foto: Ae11615

Las mujeres seguimos ocupadas (más bien enmarronadas) en los  primeros estratos de la pirámide de Maslow, ocupándonos de la logística (ya hagamos o gestionemos) de todas esas necesidades básicas y actividades del día a día de la familia y hogar, quedando esos estratos superiores de reconocimiento, autorealización, autoestima, creatividad, crecimiento… reservados al género masculino. Ellos pueden – y les animamos – a centrarse en sus pasiones, en encontrarse a sí mismos y en que se sientan realizados personal y profesionalmente. Nos llena de orgullo verlo, además. 

Pero nos olvidamos de hacer lo mismo con nosotras. Y a veces, pues me doy cuenta y se me hace bola, pataleo, trato de explicarlo y remediarlo, pero sin mucho éxito, porque me percato de que es algo tan integrado en nuestra sociedad que tiene muy difícil arreglo. Y qué bien lo explicó Noah, el personaje de Laura Dern en ‘Historia de un matrimonio’, que ya nos citó Virginia en su artículo ‘A propósito de Dios’ de hace unas semanas ‘Un padre imperfecto es aceptable… A ti siempre te pondrán el listón más alto. Es una jodienda pero es lo que hay’.

Las mujeres, que leen, son peligrosas

Y por eso me gusta leer, porque descubro otra realidad. Es como volver a aquella época en la que no se permitía a las mujeres leer porque descubrían el mundo – como dice Esther Tusquets en el prólogo (sí, leo el prólogo de los libros!) del precioso ejemplar Las mujeres que leen son peligrosas de  Stefan Bollman – ‘El libro puede llegar a ser más importante que la vida. El libro enseña a las mujeres que la verdadera vida no es aquella que les hacen vivir. La verdadera vida está fuera, en ese espacio imaginario que media entre las palabras que leen y el efecto que éstas producen. La lectora se identifica totalmente con los personajes de ficción’ . Y dice Esther: ‘Sería terrible sospechar que en muchos ámbitos los hombres viven; las mujeres leen.’

Una habitación propia

Y siguiendo a Esther Tusquets, yo doy un paso más y digo que  en realidad los hombres viven y las mujeres sobreviven. 

Y para sobrevivir un poco mejor te daré el consejo de Virginia Wolf ‘Les dije suavemente que bebieran vino y que tuvieran una habitación propia.’ Y si puedes, además rodéate de libros. 

El arte de ser feliz

Como decía Schopenhauer en El arte de ser feliz: ‘La vida no es propiamente para saborearla, sino para soportarla y anularla y está mejor detrás que delante de nosotros. La única forma de existencia es el momento presente, que es también la posesión más segura,  aquella que nadie nos podrá arrebatar jamás”.

Vive el presente lo mejor que puedas, pero búscate ese cuarto propio, ahí se sobrevive mejor.

Felices días de la mujer.


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