Por su propio peso

Iru Landucci y Javi Poves durante el programa emitido el 4 de febrero de 2025 en Cuatro.

Reflexiones un día después del debate cosmológico de “Cuatro”

Ayer me fui a la cama sin escribir este artículo.

Reconozco que me tuve que contener para no actuar “en caliente” y despotricar sobre el esperpéntico y lamentable espectáculo al que nos vimos sometidos aquellos que nos hemos desacostumbrado de la farándula y mamarrachez que inundan las parrillas televisivas.

Pero ayer era un día especial: por primera vez en la historia de la televisión oficial de este país, se iba a dar un espacio al cuestionamiento cosmológico, en forma de debate, es decir, dos planteamientos opuestos moderados de forma neutral.

Si hubiera escrito este articulo ayer, me habría tenido que ensañar con la ausencia de esa neutralidad y la nula profesionalidad de los moderadores, o de su evidente hipocresía.

Seguramente me habría mofado de la falta de preparación, a todos los niveles, de los “científicos” que defendían el modelo esférico, destacando con saña sus desaliñados atuendos y su vocabulario pueril, poniendo como ejemplo ese gran momento en que uno de ellos afirmó que un lago tenía 20 km de “tamaño”, como si hubiera faltado a clase el día que explicaron las unidades de medida.

Seguro que me habría excedido en elogios (como una abuela) con la intervención de nuestros chicos TP, tan guapos, bien vestidos, educados y preparados….y habría elogiado su temple, elegancia al esquivar todas las balas, y los mil y un detalles que les hicieron quedar como lo que son, y no como lo que pretendían que parecieran.

Me habría “despachado a gusto” y habría incluso criticado abiertamente a ese aventurero tan campechano con el que van a hacer la pantomima del espacio, y la obsesión por ponernos el anuncio cada 5 minutos, o la falta de puntualidad del inicio del programa (…creo que una media hora).

Quizás me habría incluso enfrascado en criticar el programa ese de citas, en plan mercado de la carne, que nos metieron con calzador para prepararnos el cerebro y ponernos a tono con lo que íbamos a ver.

Menos mal que me fui a la cama y no escribí nada de eso. Uff.

Habría sido innecesario hacer leña del árbol caído.

Porque lo que presénciamos ayer, fue, tan solo, una prueba más de lo que está pasando, de lo que ya es imparable: de un paradigma que se derrumba a favor de otro.

Y es lógico que los que aún lo ven como su única realidad, se nieguen a perderla y se retuerzan y pataleen mientras cae.

Por eso es mejor tratarles con compasión, e incluso condescendencia, y no entrar en su juego.

Porque la partida ya está terminando, y para unas piezas que les quedan, tampoco nos vamos a poner así…mejor dejarles que las jueguen y piensen que aun pueden revertir su suerte.

Mientras tanto, tenemos mucho que hacer, descubrir, cuestionar y aprender.

No vamos a perder el tiempo, sino seguir el gran ejemplo que nos dieron ayer Javi Poves e Iru Landucci: mantener la calma y actuar sin miedo, pero con firmeza.

Hoy me voy a la cama en paz.

Con la que da saber que no hay que hacer nada, que las cosas caen por su propio peso, y que, para eso, no hace falta buscar explicaciones tan rocambolescas como la gravedad.

La vida es mucho más fácil cuando uno no se empeña en ver curvaturas donde no las hay.


Lara Hernández

Lara Hernández es filóloga, publicista y creadora de flippityflop.es

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